martes, 10 de abril de 2007

cuento breve


En realidad ese demonio no necesitaba de alas para volar: las agitaba en el aire nada màs que porque asì era como solia versèlas cuando soñaba.
Enrique Anderson Imbert

5 comentarios:

Anónimo dijo...
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Beatriz Abel dijo...
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Anónimo dijo...
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Beatriz Abel dijo...
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Unknown dijo...

gracias por el recuerdo del ultimo gran maestre de la literatura universal, imbert