A la medianoche, desnuda, me levanté; estaba dormida, y veía, todo, como si fuera de día. Tomé la senda. Llegué al extremo. Allá, lejos, y ahí, cerca, él se presentó, sombrío, inmóvil, siempre el mismo, después de remotos siglos. Desesperada, corté una rama, la sostuve como vistiéndome. Pero todo fue inútil. Con un leve grito, aconteció, otra vez. Marosa di Giorgio
“En la tarde estaba en el pasto hablando con Amelia. Amelia tenía ojos celestes, rodeados de oscuro, vestido de organdí amarillo, la falda con tres volados… Pasaban los pastores, decían por mí: ahí está con su muñeca. Es más grande que ella. O casi…Entonces llamé al último pastor, dije el secreto. El pastor le ordenó algo. Ella obedeció. El decía:”Parece viva”. Lo que ocurrió fue hermosísimo. Yo miraba, fijamente, y no miraba. El se alejo, primero. Después, yo, también, seguí hacia la casa, como si fuera a contarlo. Solo Amelia quedo tendida, allá, y aun se le movían las alas doradas.” Marosa di Giorgio
Esta obra participó en la muestra "Galeria de personajes (persona + animal / persona + cosa / cosa + animal) del taller de Monica Weiss" en la plaza 25 de agosto (Capital) en el marco del 8° FESTIVA ARTE EN LA PLAZA el sábado 3 de octubre
Malena no va a la escuela porque tiene piojos, que no se piensan irse hasta que el lustrabotaspeine les deje los zapatos relucientes para poder caminar por otras cabezas.